A partir del 1 de enero de 2025, las pensiones contributivas y no contributivas experimentarán un incremento basado en el Índice de Precios al Consumo (IPC). Según la normativa vigente, las pensiones contributivas se revalorizarán conforme al IPC medio de los últimos doce meses previos a diciembre de 2024. Por su parte, las pensiones mínimas y no contributivas tendrán un aumento adicional que supera este índice, como establece la reforma de las pensiones impulsada por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El artículo 58 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS) regula estas subidas, garantizando que las pensiones no pierdan poder adquisitivo frente a la inflación. Esta medida ha permitido eliminar la tradicional “paguilla de las pensiones”, que compensaba anteriormente la desviación del IPC.
En este contexto, se prevé que las pensiones contributivas aumenten en torno a un 3,06 %, basado en estimaciones de expertos como Funcas. Mientras tanto, las pensiones mínimas y no contributivas continuarán ajustándose para reducir la brecha con el umbral de pobreza.
¿Cómo se calcula la revalorización de las pensiones?
El cálculo de la revalorización de las pensiones contributivas está vinculado al IPC interanual. Esto implica considerar el IPC medio entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el dato adelantado del IPC de noviembre se publicará a finales de mes, proporcionando una estimación aproximada de la subida de las pensiones. El dato definitivo se confirmará a mediados de diciembre.
La subida esperada de 3,06 % supone un alivio frente a la inflación registrada en 2024. Por ejemplo, una pensión de jubilación promedio de 1.605 euros en 2024 podría alcanzar los 1.654 euros en 2025. Este ajuste busca asegurar que los pensionistas mantengan su poder adquisitivo.
¿Qué pasará con las pensiones mínimas y no contributivas?
Las pensiones mínimas y no contributivas recibirán incrementos adicionales por encima del IPC. Este ajuste responde a la segunda fase de la reforma de las pensiones, diseñada para equiparar estas prestaciones al 100 % del umbral de pobreza en 2027.
- Pensiones mínimas de jubilación: Aumentarán para reducir en un 30 % la brecha con el umbral de pobreza de un hogar compuesto por dos adultos.
- Pensiones de viudedad: Continuarán subiendo progresivamente hasta igualarse con las de jubilación entre 2024 y 2027.
- Pensiones no contributivas: Tendrán un incremento estimado del 18,24 % en 2025, lo que representa una cuantía anual de 7.600 euros (542,85 euros mensuales).
Estos ajustes no solo mejoran las condiciones de vida de los pensionistas, sino que también reflejan un esfuerzo por afrontar el reto del envejecimiento de la población y el aumento de jubilaciones derivado del baby boom.
¿Cuándo se aplicará la subida de las pensiones?
Aunque la subida de las pensiones se hará efectiva el 1 de enero de 2025, el pago de la cuantía revalorizada se realizará en febrero. Esto se debe a que las pensiones se cobran a mes vencido. Según la Seguridad Social, el ingreso oficial será el 3 de febrero de 2025, dado que el 1 de febrero no es un día hábil.
Sin embargo, muchas entidades bancarias adelantarán el pago entre el 23 y el 25 de enero, como es habitual. Además, la Seguridad Social enviará cartas informativas a los pensionistas a mediados de enero para detallar los nuevos importes.
¿Qué impacto tendrá esta revalorización?
El incremento de las pensiones en 2025 supondrá un desembolso adicional de 6.620 millones de euros para la Seguridad Social. Este aumento responde al crecimiento en el número de pensionistas y a la necesidad de garantizar la sostenibilidad del sistema en un contexto de mayor longevidad.
Con estas medidas, el Gobierno busca proteger el poder adquisitivo de los pensionistas mientras se adapta a los desafíos demográficos del país. La reforma de las pensiones continúa avanzando, marcando un paso clave hacia la justicia social y la equidad económica.
La subida de las pensiones en 2025 se presenta como un esfuerzo significativo para mantener el poder adquisitivo y reducir desigualdades. Las reformas en curso reflejan el compromiso del sistema con los retos del futuro.
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